Todo el arco político de la provincia se unió para pedir la prórroga de la Ley de Biocombustible. Sin embargo, no todos apoyan esta prórroga, e incluso algunos critican las condiciones de la producción de este material. Ese es el caso de Mónica Cabariti, socia gerente de Crealab (consultora del medioambiente) y líder del proyecto Nueva Tucumán.
Cabariti advirtió que por cada litro de bioetanol que se produce se generan 12 litros de vinaza. “la vinaza es el residuo que se tira de la producción de bioetanol y es sumamente contaminante”, afirmó.
“Durante años eso fue al río y contaminó la cuenca Salí Dulce, hasta que el gobierno de Santiago del Estero hizo una presentación judicial contra la industria tucumana. A partir de eso, ambas provincias acordaron que la vinaza no fuera al río porque contaminaba las Termas de Río Hondo; pero el problema surgió porque en Tucumán, en vez de promover una solución a esto, lo que se empezó a hacer es dejar la vinaza en el suelo, y eso se transformó en contaminación de las napas”.
Según Cabariti, la ley no contempla la vinaza como un derivado contaminante de la producción de bioetanol, lo que considera como un error grave de la ley.
“Sólo se habla de la ‘gestión’ de vinaza, pero ahí radica la trampa y la corrupción de este tema. Gestión, ese es el nombre que usan para ponerla en el suelo. Entonces si la ley habla de gestión no sirve, eso sólo significa que se siga escondiendo como hacen ahora”, explicó.
Cabariti aseguró que la forma de corregir esta situación es a través del tratamiento de la vinaza, algo que podría llevarse a cabo en una planta, ubicada en Monteros, destinada a procesar la vinaza que se genere en todo el sur de la provincia.
“El 90% de la vinaza es agua, entonces en la primera etapa se concentra, se evapora con tecnología de punta, hasta llevarla al 65% 0 70% de concentración. De ahí, la vinaza se transforma en un biocombustible que se puede quemar para generar energía, aunque no en cualquier caldera, sino en una caldera recuperación. La combustión de este material genera vapor que, a su vez, produce energía renovable para el consumo de la planta y el excedente va para la red”, especificó la mujer sobre el tratamiento de la vinaza.
Luego -siguió- en el fondo de la caldera queda el potasio, como el mineral más valioso de la vinaza, y se lleva a cabo un proceso para la obtención de sulfato de potasio, que es un fertilizante que el país importa. “Es decir que es un proceso de triple impacto: se evita la contaminación, se genera energía renovable y se adquiere un fertilizante que importamos”.
“No estamos en contra de la producción de bioetanol, sino de que no se haga un tratamiento con la vinaza. Nos encargamos de buscar una solución que sea definitiva para que todos ganen”, finalizó.